lunes, julio 30, 2007

Generación 00, del intimismo al blog

[vía Clarín]

Joven Guardia, Generación 00 o Nuevos Narradores Argentinos, son algunas de las etiquetas que se utilizan para nombrar a los creadores nacidos en la década del 70 que hoy construyen su espacio dentro de la escena literaria. Una de sus principales señas de identidad es que, a diferencia de generaciones anteriores, tienen un desarrollado sentido de manada: impulsan encuentros de lectura y mantienen un contacto casi compulsivo a través de blogs.

Quizás sean estos elementos los que expliquen que las editoriales suelan publicar sus relatos en forma de antologías. Primero fue La Joven Guardia (Norma, 2005), que va por su tercera edición. Allí estaban reunidos muchos de los autores sub-35, desde los "afamados" (Cucurto o Pedro Mairal) hasta los casi desconocidos (Gisela Antonuccio, Oliverio Coelho y Germán Maggiore).

Acaba de publicarse En celo (Mondadori), donde varios de estos autores escriben sobre sexo, y dentro de poco será el turno de Buenos Aires Escala 1:1 (Entropía), que reúne textos sobre los barrios porteños. En noviembre, el fenómeno se verá reforzado con la llegada de una nueva antología sobre casos policiales.

"Hasta ahora, la relación entre los escritores y las editoriales era individual. En nuestro caso, ese vínculo funciona de una manera más comunitaria y autogestiva", explica Maximiliano Tomas, antólogo de La Joven Guardia. "Además, los integrantes de esta nueva generación no tenemos problemas en convivir dentro un mismo proyecto", agrega Diego Grillo Trubba, responsable de En celo. "No existen esos prejuicios personales o estéticos comunes entre los escritores".

Despojadas de los valores políticos de sus padres, las obras de estos nuevos narradores muestran predilección por los universos íntimos. Los grandes temas históricos, sociales o culturales aparecen casi siempre como música de fondo de relatos personales, en el borde de lo autobiográfico. Mucho más importante es la presencia de elementos de la cultura contemporánea como la televisión, los viajes y la angustia urbana. "No somos la generación de la dictadura, ni la de Malvinas. Fuimos los tipos que nos formamos bajo el menemismo, con el desempleo masivo, el acceso inmediato a la información y la posibilidad de salir a conocer el mundo", sostiene Tomas. Gisela Antonuccio, una de las mujeres del grupo, suma otra idea: "Yo creo que todo relato es político de alguna manera, pero en nuestro caso la política atraviesa lo literario de una forma mucho más individual que colectiva. Quizás es una literatura menos militante, donde las tomas de postura suelen ser personales".

La Joven Guardia presume de ser el primer libro argentino leído y criticado en Internet. Esa es otra marca de esta generación: la pasión por la cultura digital, principalmente por los blogs. La mayoría tiene uno y lo utilizan tanto para construir y difundir sus obras como para relacionarse. "Durante los últimos años, a partir de los blogs se ha conformado una especie de comunidad alternativa de autores y editores", afirma Juan Manuel Nadalini, de la editorial Entropía. "En esas comunidades circulan y se debaten las nuevas obras de la narrativa argentina y muchas editoriales independientes, como la nuestra o Tamarisco, se nutren de los autores que circulan por blogs".

Los referentes literarios de la Generación 00 son tan variados que es inútil buscar un denominador común que pueda dar idea de una estética compartida. Los une, eso sí, una mirada respetuosa y tolerante sobre los exponentes de la generación anterior como Rodrigo Fresán, Juan Forn o Pablo De Santis. "Muchos nos hemos formado en talleres dictados por escritores apenas más grandes que nosotros, y por eso creo que no hay demasiadas rupturas ni rebeldías", reflexiona Antonuccio. Un poco más picante, Juan Terranova, impulsor de la antología Buenos Aires Escala 1:1, dispara: "En la década del 70, Manuel Puig sacaba una novela y la leían todas las lectoras de Para Ti; vendía miles de ejemplares. Desde hace mucho que eso no ocurre con los escritores argentinos de ficción. ¿Qué sentido tiene, entonces, cargar contra autores de otras generaciones a los que casi nadie lee?"

Para cerrar, Tomas reflexiona: "Los escritores de los 80 escribían contra Borges, contra Cortázar, contra Sábato. A nosotros esos autores ya nos quedan a 30 años de distancia, no hay necesidad de rebelarse contra ellos. Para bien o para mal, nosotros no matamos a ningún padre".

viernes, julio 27, 2007

®

Primero fue el desagradable episodio Donayo (nuestro propio body snatcher). Y ahora esto. Así no se puede imponer una marca.

jueves, julio 26, 2007

Pequeñas muertes

por Fernanda Nicolini, para la revista Llegás

Se sabe: la muerte y el sexo son los dos grandes núcleos que estructuran la psiquis humana, los que moldean o alteran conductas, los que paralizan o arrojan a la acción. Y por eso suelen convertirse en obsesiones temáticas. Diego Muzzio (Buenos Aires, 1969, con tres libros de poemas publicados y uno de relatos para chicos) escribe doce cuentos atravesados por la muerte y es conciente del riesgo que conlleva lanzarse hacia Un Gran Tema. No es casual que uno de sus personajes diga : “Morand hizo un comentario (…) que derivó en un lamentable debate sobre el misterio de la muerte y el más allá, un diálogo plagado de lugares comunes con ribetes trascendentales y metafísicos”. Porque precisamente en estos relatos la muerte no se presenta como idea trascendental ni como materia elegíaca, sino que aparece –y se la nombra- como un elemento concreto que empuja a través de cosas, sujetos, recuerdos, supersticiones y sucesos insólitos, cada una de las historias que salen a la superficie.
Y a pesar de que proliferan los cementerios, las enfermedades, los sepultureros y las lápidas, en cada relato se construye un universo propio, diferente. Desde la procesión de un apestado durante los años de la fiebre amarilla, inhumadores que nunca se acostumbran al momento de la cremación, un grupo de rateros que debe robar un cadáver por encargo, un sacerdote que se va derrumbando con cada misa de entierro, un apostador que se aprovecha de la superstición ajena para recuperar su plata y un elefante que se siente convocado por un muerto obeso, hasta adolescentes que ensayan Antígona y un taxista fabulador con pretenciones de escritor. Personajes de todo tipo, escenarios disímiles.
Quizás en este afán de diferenciar las atmósferas y de variar la voz narrativa, por momentos lo menos logrado sea el registro. Con una escritura extremadamente correcta –a veces en exceso, como si la literatura “pop” de los últimos años hubiera pasado desapercibida para el autor-, ciertas voces carecen de verosimilitud en sus discursos. Sucede especialmente cuando intenta reproducir el habla popular (el operario que inhuma cuerpos en “Albino”) o machaca las limitaciones linguísticas de ciertos personajes (los rateros en “Posibles nombres para un perro”). La solidez descansa, entonces, más en la trama que en los tímidos riesgos estilísticos.
Un punto interesante es la lateralidad del contexto social, contexto que nunca se presenta de manera frontal –algunos cuentos casi no tienen marcas temporales- pero que al lector se le va revelando en pequeños detalles que en algunos casos se vuelven clave: sucede en “El cementerio central”, último cuento del libro, donde la muerte, aquí sí, se vuelve materia de reflexión a través del delirio de un arquitecto obsesionado con erradicar los cementerios de las ciudades y centralizarlos en algún lugar de la Patagonia, y se entrelaza con la desaparición de personas durante la última dictadura militar. “Nadie puede pensar en la muerte durante tanto tiempo impunemente”, escribe el personaje, frase que se resignifica a la luz del marco histórico.
Sin duda, el título Mockba resulta acertado: nombre del cuento más extenso e inquietante de la serie, es la historia del empleado de un cementerio que encuentra una lápida con su nombre. Luego conocerá a las hijas de su homónimo muerto, mellizas comunistas fanatizadas con Lenin, y formará con ellas un trío de amor a la par que se desencadenará en él una estremecedora nostalgia por un lugar nunca conocido: Mockba, que en ruso significa Moscú. Para él Mockba es sinónimo de cementerio, pero a la vez un sitio anhelado. Es en este cuento donde se ve cómo la obsesión temática opera como pulsión: la muerte se vuelve parte del deseo, da vida y sentido a los personajes, para cerrar un círculo perfecto.

miércoles, julio 25, 2007

viernes, julio 20, 2007

Contratapa

En su doble compromiso con el territorio y la narrativa, los relatos que integran Buenos Aires/ Escala 1:1 proponen la yuxtaposición de dos cartografías complementarias: aquella que busca representar un espacio y aquella que deriva en la invención de una literatura. El plano formal ofrece un recorrido geográfico por las calles de Buenos Aires, una travesía por sus barrios; o, si se prefiere, un dispositivo textual para reconfigurar el modo de interpretar una ciudad. Cuentos, apuntes, diarios personales: breves ficciones que dan cuenta –de forma explícita, oblicua o incluso decididamente abstracta– de ciertas particularidades urbanas, demográficas e idiosincrásicas.
De manera simultánea, Buenos Aires/ Escala 1:1 va trazando una suerte de catastro de la narrativa argentina actual. Aunque es posible encontrar tradiciones, confluencias y discordancias en las piezas reunidas en esta antología, tanto en los estilos como en los abordajes, todos sus autores tienen –al menos– una similitud: nacieron después de 1968 y forman parte de una generación que ha comenzado a intervenir prolíficamente en el presente de las letras locales. Los mapas que resultan de estos relevamientos son, por supuesto, insuficientes. Felizmente, también son exhaustivos y reveladores.

jueves, julio 19, 2007

Pan, amor y ketamina

[reseña de Opendoor, de Iosi Havilio, vía "Los asesinos tímidos". Nuestros Data Entry siguen de paro: clickeen y lean.]

miércoles, julio 18, 2007

martes, julio 17, 2007

Amor, etcétera

[dijo Matías Capelli, en el último número de Inrocks, hablando de la trilogía de Lola Arias ("Striptease", "Sueño con revólver" y "El amor es un francotirador")...]

(...) Y ésa no será la única mutación que experimentará la trilogía: el mes que viene, el sello Entropía la editará en formato libro. Arias: “Las obras fueron escritas como un texto independiente de la puesta; no son guiones, son literatura. Es como si estuviera publicando una novela; la diferencia es que además la represento... Lo literario en teatro es un problema cuando es retórico, el virtuosismo de la palabra vuelto pura pretensión. Cuando el autor te dice: ‘Mirá esta frase’. Creo que mi búsqueda es poética, pero en el sentido de que busca asociaciones extrañas y pone en juego la gramática. El teatro es acción, música e imágenes, pero también literatura, aunque los literatos desprecien a los dramaturgos”.
(...)
Casi en simultáneo, Entropía promete seguir expendiendo su catálogo de dramaturgia y además de la monumental edición del teatro completo de Manuel Puig, publicará una antología de dramaturgas, entre las que se cuentan, además de Arias con su obra Poses para dormir, Mariana Chaud con Sigo mintiendo, Agustina Muñoz con El calor del cuerpo y Agustina Gatto con Ifigenia en. Un gesto que no hace más que confirmar el buen momento del género no sólo en el campo de la escritura, sino también en el de la dirección y la puesta en escena. Sobre todo, teniendo en cuenta la presencia mayoritariamente masculina al frente de la renovación del teatro local en los noventa.

jueves, julio 12, 2007

The long and winding road

[bonita reseña de Mockba, por José María Brindisi, para Inrockuptibles.]

Si es cierto que vivimos en el universo de lo posible, habrá que pensar estos relatos de Diego Muzzio situándolos en el territorio fangoso y lacerante de lo imposible: la muerte es ese imán contra el que chocan todos los actos, todos los pensamientos, cualquier escapatoria, como si giraran a su alrededor atraídos por su perverso eco. La muerte se intuye, llega, se torna omnipresente, o peor: se lleva todo como si no hubiese habido nada. Así, dentro y fuera de los cementerios –pero nunca demasiado lejos–, los doce textos que componen "Mockba" desdibujan el fluir de lo cotidiano para convertirlo en un largo y sinuoso camino. Acaso porque su origen, o más precisamente su lengua madre, es la poesía, la escritura de Muzzio posee una economía infrecuente; lo que no le quita espesura, ni mucho menos. Por el contrario, ya sea en el relato fantástico (“Mockba”), a través de la parodia (“El Cementerio Central”, de neto corte borgeano), el realismo puro (“El correo del zar”) o la fábula histórica (“La soledad de los animales”, tal vez el mejor cuento del libro), sus personajes parecen replegarse con una intensidad asfixiante, como absorbidos por su destino. De un clasicismo depurado, casi translúcido, cada uno de estos relatos establece innumerables lazos con la tradición (Di Benedetto, Quiroga, London, Kafka y Borges), y sin embargo poseen en su totalidad un hallazgo, entre otros, que no le deben a nadie: la resolución de cada argumento decanta sin estridencias, suerte de coda o fade out que hace que cada historia se entrelace con la siguiente para dejarnos, al fin, un tanto vacíos, o bastante desnudos, o más bien algo indefensos. Si, como se dijo, es cierto que la literatura coquetea con lo imposible, la eficacia narrativa de Muzzio se sitúa en el extremo opuesto y tan sólo nos recuerda una frase que, no por remanida, es menos sabia: lo importante es no morir.

miércoles, julio 11, 2007

Déjame que te cuente, limeña

De paso por Perú (¿turismo?, ¿trabajo? lo ignoramos), Graciela Goldchluk –flamante Directora del Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP– dio una entrevista para el Dominical de El Comercio. Le preguntaron si...

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Usted ha publicado Querida familia, que recoge en dos tomos la correspondencia de Manuel Puig. ¿A qué años corresponden estas cartas? ¿Cuáles eran las preocupaciones más comunes en Puig? ¿Puede rastrearse alguna filiación política?

Manuel Puig sale del puerto de Buenos Aires en 1956 para estudiar cine en Italia. Desde Montevideo manda la primera carta a su familia. Durante los seis años que estuvo en Europa envió una o dos cartas semanales en las que cuenta cómo se va convirtiendo de futuro director de cine en guionista y luego en novelista. En 1963 pasa por Buenos Aires rumbo a Nueva York, donde se instala en un puesto de Air France que le dejaba tiempo para escribir y ver películas viejas, una pasión que redescubre en esa ciudad. Desde Roma, París, Londres, Coco (como firma todas las cartas) cuenta las novedades en cine y teatro, igual sucede en Nueva York o Brasil. Faltan las cartas escritas entre setiembre de 1973 y fines de 1979, la época más dura de su exilio, pero aunque la familia no recuerda haber roto ninguna carta, era muy probable que se destruyeran inmediatamente después de su lectura, por temor a que encontraran al remitente.

En cuanto a su filiación política, él odiaba los autoritarismos. Fue muy amigo de Néstor Almendros, que apoyó la revolución cubana en un comienzo y luego huyó despavorido. Puig era muy crítico con el proceso cubano, pero nunca quiso declarar en contra porque conocía demasiado bien a quienes estaban del otro lado. Detestaba también el stalinismo, por la falta de libertades individuales, pero tenía muchos amigos en la izquierda. Estaba en contra de Perón, pero en México cultivó la amistad de muchos peronistas exiliados. En las cartas se ve el pavor que le dan los militares. En esos años escribe Un espía en mi corazón, comedia musical donde Margaret Thacher es un robot inventado por los nazis y enviado al futuro para arruinar a su más acendrada enemiga: Inglaterra.

La nota completa, acá.

martes, julio 10, 2007

Lugar común, la muerte

[Sobre "Mockba", por Juan Pablo Bertazza para "RadarLibros"]

Esa cantera de nuevas propuestas literarias en que se convirtió la editorial Entropía publicó Mockba, el primer libro de relatos de Diego Muzzio (1969). Lo primero que llama la atención es que la temática fúnebre de esta obra no coincide con los antecedentes literarios del autor: varios premios en poesía y una colección de cuentos infantiles. No obstante, si uno escarba un poco —haciendo honor a la clave tanática trabajada por Muzzio— enseguida descubre que esos antecedentes aportan lo suyo al libro, ya que estos doce relatos, pese a ser tremendamente directos, se las ingenian para repercutir en la emoción del lector y cuentan con una gran virtud de la literatura infantil: logran la ansiedad de saber cómo sigue cada historia. En ese aspecto, el relato más adictivo es el que, además de darle título a la obra, retoma el clásico tópico del doble, el cual —vaya a saber por qué— tiene mucho que ver con la muerte.

Al fin de cuentas, el gran acierto de Mockba —título que, pese a su significado, alude también a la parca— es haber elegido una temática que rompe fronteras y genera suma atracción tanto en modernos como en posmodernos. Aunque es verdad que estos cuentos que reúnen, entre otros, a un albino sepulturero medio necrofílico, un sedentario que encima vive frente a un cementerio y un sacerdote boxeador que evita los lugares comunes en los sermones de los entierros, más que hablar de la muerte, hablan de los numerosos vínculos tragicómicos que pueden darse entre la vida y la muerte, esos vínculos que despiertan a veces las risas nerviosas en los velorios y que, como decía Gabriel García Márquez, generan el impulso de mirar el reloj.

viernes, julio 06, 2007

La Olivetti blindada

[Sobre "Hidrografía doméstica", via Navelius]

Gonzalo Castro, Buenos Aires 1972.
Es un hallazgo, escritor con ideas propias y espléndidamente relatadas.
Habitualmente las reseñas de los editores son obvias y fanfarronas.
No es el caso.
Texto con sutilezas impresionistas, que toma como punto de partida un universo cotidiano y lo transforma en una serie de paisajes nuevos, de hermosos y desconcertantes micromundos.
Reza en la reseña. También dice: " ...va mas allá de una novela de iniciación...".
Castro es un escritor culto. Con delicadeza estética.
Casi plástica.
Posiblemente explorador borgiano.
En la tapa, un niño (-tal ves el mismo autor-) navegando en el fondo de su casa, en una embarcación ideal.
Edición bella y sobria de Entropía. "Cuidada", dicen los constructores de la industria.

Sumergirse en la lectura de -Hidrografía doméstica-, entretiene
aún, al lector recién iniciado.

jueves, julio 05, 2007

Profetas en tierra propia

Resultados tardíos de nuestra intervención en la trigésimo tercera Feria del Libro de Buenos Aires...

Ejemplares enviados: qué más da.
Ejemplares vendidos: cero.

Huelga decir que no tuvimos un stand propio, sino que nuestros libros fueron administrados (magníficamente) por la gente de Prometeo.

miércoles, julio 04, 2007

¿Qué se puede hacer, salvo ir al teatro?

Reserven sus localidades para esta obra, "Ifigenia en", de Agustina Gatto, y de próxima aparición por Entropía.